[Cobertura Especial] FICM 2013 - About time, A los ojos, La jaula de oro y We are what we are

por Alex Saucedo Para el segundo día, después de ver el uno y dos de Cannes, creí prudente echarle un ojo a algunas cintas de la Selección Oficial de Largometraje Mexicano. Este año cambiaron las reglas y dejó de ser un espacio dedicado exclusivamente a primeras o segundas películas. Esto permitió que algunos nombres más reconocidos como Michel Franco, Fernando Eimbcke o Michael Rowe estén en competencia este año. Pero como los horarios no siempre se ajustan a las esperanzas que tengo cada día al levantarme, tuve que amortiguar los filmes mexicanos con dos producciones que estrenan en nuestro país en el marco de este Festival.

Richard Curtis es uno de los encargados de darle una cara reconocible a la comedia romántica inglesa y en el proceso nos ha dejado trabajos memorables como Four Weddings and a Funeral y Love Actually. A pesar de esto, con toda honestidad, no esperaba mucho de lo que dice ser su última aventura como director con About time. A pesar de que siempre he tenido un particular gusto por el cine británico, en este caso me parecía más un intento fallido de emular las fórmulas de otras cintas con viajeros en el tiempo y simplemente aventarle un romance en medio. Con estas expectativas me senté a esperar que los 123 minutos no fueran un terrible sufrimiento. Quién pensaría que estaría terriblemente equivocado y que al parecer Curtis no ha perdido su encanto para construir películas que, a pesar de cursis, funcionan de maneras muy distintas. En el tráiler podemos entender que es la historia de un hombre que se entera en su cumpleaños número 21 que los hombres de su familia tienen una peculiar habilidad, pueden regresar en el tiempo. En un inicio sólo es usada para todos los arrepentimientos juveniles que podemos tener, entre ellos aprovechar un amor de verano que fue impedido por la falta de valor. Pero conforme avanza la trama las apuestas se vuelven un poco más fuertes. La moraleja de la historia podría preverse que emularía al resto de las cintas de este género y plantearía la idea de que no importa lo que hagamos, nuestro destino no puede cambiar sin afectar el mundo que conocemos. La ventaja es que alejó de pretensiones filosóficas o de efectos mariposa, simplemente para aprovechar el recurso con el único propósito de resaltar el valor del tiempo que tenemos en esta vida. Me tocó leer alguna opinión que denigraba a la cinta por ser demasiado ñoña en su representación de la familia y la importancia de ésta. Yo lo que pienso es que cada obra refleja la ideología de su autor y en este caso hemos podido disfrutar de la relevancia que tiene el amor para este cineasta. Una vez terminada, las emociones que fluyen no son necesariamente del cinismo que creo que aqueja a este otro autor, sino de mera ilusión y añoranza de todo el tiempo que desperdiciamos en cada día que vivimos.

 

Con el corazón contento pude disfrutar de mi primera película de la selección mexicana A los ojos, el tercer largometraje de Michel Franco y su primera colaboración con su hermana Victoria. Antes de que inicie la cinta me brincó un crédito que hace referencia a una casa para niños de la calle, con esto en mente puedes empezar a darte una idea de lo que te espera. La propuesta de estos hermanos es interesante, ya que aunque la película es ficción, cuenta con cierto detalles que se acercan más al documental. Como ya es tradición en esta categoría, el elenco es de actores no profesionales e incluso uno de ellos es parte del programa de la casa hogar que mencionaba antes. Estos elementos a veces me hacen reflexionar acerca de la falta de confianza que a veces tienen los directores en actores profesionales y, en este caso, en técnicas nuevas que no produzcan una mera repetición de estilos previos. Franco empieza a sentirse demasiado cómodo con su cámara estática, pero ahora también pierde la noción de cuál es el mejor lugar para ubicarla. La película transcurre un par de locaciones únicamente y explora la relación que tiene una de las trabajadoras de un centro de rehabilitación con uno de los pacientes. La mujer sufre porque su hijo sufre de una enfermedad que dejará a su hijo ciego, a menos de que reciba un transplante. La historia tiene una premisa fascinante y el tratamiento narrativo emula a momentos el guión de Dirty Pretty Things. Donde tropieza la película es en su realización, ya que uno no esperaría este tipo de flojera técnica de una producción con dos directores. Lo único que me queda pensar es que es una oportunidad perdida para su realizador que había acumulado algo de prestigio gracias a Después de Lucía y que ahora lo desperdicia en un proyecto que, aparentemente, no le provocaba ni un poco de pasión. Otra de las cosas que se me ocurre es que tiene un manejo interesante de la moralidad de aquellos individuos que se encuentran en una posición desesperada y que tienen la oportunidad de abusar de una situación para conseguir lo que quieren. No me sorprende que decidan mantener a sus personajes en las tonalidades grises, pero me molesta que la manera en la que resuelven su historia obedezca más a sus caprichos dramáticos y no a una presentación dura de una realidad que debería afectarnos a todos.

A-los-ojos

 

El segundo intento de abordar la selección de este año fue mucho más fructífero y cumplió con las altas expectativas que me habían generado todos los comentarios que había escuchado. Cuando La Jaula de Oro fue seleccionada para participar en la sección de “Un Certain Regard” en el Festival de Cannes, me sorprendió que no tenía la menor idea acerca de esta película. Eventualmente ganó un premio especial de actuación para sus tres protagonistas e inmediatamente se convirtió en uno de los títulos que más esperaba. Lo primero que podría mencionar es que el contexto en el que se desarrolla la trama es uno que ha sido llevado en un sinfín de ocasiones a la pantalla y que muchas veces resulta predecible y poco llamativo. Tres adolescentes guatemaltecos comienzan su recorrido en búsqueda de más oportunidades en el norte y en un inicio no logran entender el viaje que les depara. Lo interesante es que el tratamiento dramático es completamente novedoso y la sensibilidad con la que Diego Quemada-Diez usa su cámara nos transporta a esta realidad que siempre deseamos ignorar. Justo uno de los elementos más potentes que tiene es la idea detrás de la búsqueda de una esperanza en un lugar que hará todo lo posible por quebrarlos y que estén dispuestos a arriesgar todo por un sueño que no los desea. En otras cuestiones, esta cinta otra vez usa el recurso favorito de los cineastas mexicanos y llena a su elenco de actores no profesionales. En este caso se vuelve una herramienta vital para capturar la inocencia que pretende demostrar a lo largo de la película y lento degenero que tienen estos individuos al recorrer cada kilómetro de su viaje. Es fácil ver que hay una división clara que transforma el uso del tiempo y que de repente se adelanta de manera drástica, cuando antes se había ido construyendo poco a poco. Pero al final es fácil reconocer que el uso de estos recursos o de fórmulas a las que estamos acostumbrados pueden ser efectivos, si todo el trabajo previo es construido con bases fuertes. Muchos comentan que es probables que esta película sea la ganadora de este año y, a pesar de que no se ha presentado la selección completa, creo compartir esta opinión.

 

Para cerrar el día creí conveniente revisar el remake norteamericano de una cinta mexicana, una práctica que inmediatamente llamó mi atención por lo poco común. We Are What We Are usa la premisa de Somos lo que hay, pero mientras que esta tenía un encanto por la estética grotesca y sucia, su contraparte extranjera se convierte en un ejercicio predecible que explora lugares poco interesantes con profunda torpeza. La secuencia inicial sí destaca por encima del resto, pero en pocos minutos comete su primer tropiezo. De ahí en adelante se transforma en un ejercicio fallido para construir tensión o darle algún sentido de significado a los personajes tan huecos. Las motivaciones de esta familia de caníbales responden más a una idea sacada de una película de serie B, pero son tratadas con la solemnidad de una cinta de autor. Es importante que los remakes se alejen de ser una copia de la original, pero ésta en vez de expandir el concepto lo atrofia.

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