Por Sebastián Rico
Evil Friends representa la funcionalidad de un espacio multiusos, desde un cuarto oscuro/guarida del gigoló hasta un submarino amarillo mostaza. La última producción del agrupamiento de Alaska en colaboración con Danger Mouse recae en lo elemental, una autoafirmación del camino recorrido. Evil Friends representa el caos causado por un diablillo buillicioso más que un demonio apocalíptico.
El coro del primer sencillo describe a la perfección la cara que da este álbum, “It´s not that I´m evil, I just don´t like to pretend.” De frente plantea la bandera que Evil Friends ondea: la desvergüenza, la ridiculización de lo pretencioso y la caridad hacia las máscaras. Estos temas son los que mantienen unido un trabajo discográfico que de otra manera retoza por todos lados.
“Plastic Soldiers” sirve de precuela a algo que ya había sido escuchado. “Creep in a T-Shirt” anuncia la entrada pomposa del más soberbio personaje (algo así como un luchador/boxeador regional versión gringa). Comienza pues la epopeya del Saint-O.
En esta esquina: cool-pants güero con bigote, falsettos y zapatos de boliche. En esta otra: arreglos de doble filo, versátiles camaradas en el arte de derrumbar. Cuidado, son gemelos. Lucharán a dos de tres caídas. Spoiler alert: hay knock-out y salen ganando los dos.
Ocho piezas de estudio de larga duración en apenas siete años no es tarea fácil. Con versos al borde de la sanidad y una cohesión musical completa, al final Portugal. The Man comprueba que este titubeante cuarto multiusos, en realidad no es un simple cuarto vacío.
Pueden leer también una entrevista a Portugal. The Man, y sobre su presentación en el Indio Emergente