"El Techo es el suelo" es el nombre otorgado al último video musical engendrado por Guillermo Garza, -cineasta mexicano especializado en fotografía-, para el grupo regiomontano Quiero Club.
En su archivo pueden encontrarse documentales, cortometrajes, series de televisión, películas y vídeos musicales. El scouting del director abarca principalmente lugares occidentales como Estados Unidos, Francia, Irlanda y España, para destacar el contraste de la riqueza visual de su país natal.
A pesar de no representar el tema musical al pie de la letra, los elementos visuales en conjunto dentro de este video son los protagonistas. La representación musical cuenta con un sólo efecto visual importante: el ruido. La producción pareciese sencilla y dinámica, los planos y movimientos de cámara cuentan con una ligera influencia del videoarte y la iluminación aprovecha la luz natural.
Tanto la introducción como el final del video cuentan con tomas de un gato, mismo que representa la ambigüedad de nuestros pasatiempos. La paleta de color tiene tonos cálidos que resaltan sampleos de corrientes musicales europeas.
La presencia del ruido es la guía del espectador para descarrilar todas las posibles interpretaciones de la geografía de la casa.
Una de las tomas más emblemáticas es aquella donde la integrante Priscila lame un helado de la calle. Esta acción sexual recuerda el discurso del video "Ice Cream" de Battles dirigido por CANADA, video donde también se aprovecha la belleza natural de todas las mujeres.
Conforme el tiempo pasa, el ruido gana la batalla ante la naturaleza humana finalizando con una toma que pareciese haber sido tomada directamente de la cinta "Men In Black" con el gato "Orión". La silueta humana que lo sostiene pasa de ser un ruido molesto e irritante para convertirse en el universo triunfante.
El video refuerza la imagen de Quiero Club ya lograda en el video anterior "Da Flow", dirigido por el mismo Guillermo. Por ello, estos ejercicios visuales han ayudado a la banda para la construcción de su ideología. Gran parte del lenguaje corporal ya nos remonta hacia ciertos comportamientos tomados anteriormente. La sobriedad del lenguaje del vestuario logra detallar y señalar la evolución de los estereotipos de naturales y creativos de la nueva juventud mexicana.
La suma de todos los elementos visuales, musicales y verbales da como resultado una obra rica para la identidad mexicana. La estética de Quiero Club logra posicionarse como una referencia musical indispensable.
Por Nahevy Estrada