Por Alanis Moon Hace ya tres años del debut de una banda que portaba en su nombre la calidez de las playas y lo interesante de los vestigios orgánicos. Beach Fossils destacó por labrar un sonido que parecía apto para ser pulido y después explotar, como uno de los contables grupos con esencia propia. La prueba de madurez llega con un disco que tiene a la sinceridad como premisa; Clash the Truth (Captured Tracks, 2013) es el segundo elepé en la carrera de los de Brooklyn.
Dustin Payseur, líder y vocalista de la banda, argumenta que Beach Fossils es el primer proyecto en el que aspiró a crear melodías pop. Esas canciones que se repiten una y otra vez en la radio. Las que escapan de súbito a través de las cuerdas vocales. Y parece que la sintetización sonora es una premisa en la aspiración pop de Payseur; todas sus canciones son cortas. Tres minutos (en promedio) de armonías ligeras, en los que la sutileza de las guitarras—que podrían encajar perfecto en una creación de la horda de jangle-poppers de los sesenta—hace que el sonido sea de fácil asimilación. Easy listening, clamarán algunos. Pero que el sonido sea agradable al oído no siempre distingue una cualidad de calidad.
Ahora, ¿Beach Fossils tiene el ‘extra’ que hace que una banda se convierta en tu preferida?
Clash the Truth sigue con la gentileza musical del debut. No hay acordes duros. No hay sonidos extraños que hagan erizar la piel. La pista que abre el disco, da la sensación de que se aproxima una creación ejemplar. “Clash the Truth”—la canción— tiene un riff adherible que recuerda a “My Brain is Hanging Upside Down” de los veloces Ramones. Una letra que habla de una sociedad enviciante, en la que se hace imposible apreciar la pureza de los humanos y en la que, a veces, nos embarcamos—como Proust—en una travesía en busca del tiempo perdido. Se distingue un conflicto entre la esencia post-punk de Payseur y su intento de domar al pop. “Generational Synthetic” tiene toda la esencia neoyorkina de bandas que toman a Joy Division como inspiración armónica, pero la terneza en la voz lo-fi de Payseur la hace sonar contrastante. Es la tonalidad pasiva. Es el choque de estilos, ¿en dónde están los coros que encumbran al pop?
El jangle guitarresco en estado puro se puede distinguir en “Careless”, cuarta pista del disco que da paso a “Modern Holiday”, una especie de interludio que abre el camino a “Taking Off” y “Shallow”. Un combo de dos canciones que se distinguen como las progresiones más sólidas. La armonía neoyorkina y la voz californiana—suave y brumosa—explotan su poder. “Burn You Down” es un dulce regreso a los sesentas. La voz que se desliza lentamente recuerda a la gigantesca “Rain” de los legendarios Beatles, mientras el bajo evidencia la confrontación del post-punk.
En general, todo el Clash the Truth es la misma historia una y otra vez. Quizá si Payseur tuviera una tesitura como la de Paul Banks estaríamos hablando de otra banda que—sin duda– intenta sonar a Ian Curtis y compañía, pero tanto su voz resolada como su intención pop, dan a Beach Fossils un plácido y especial carácter. Una existencia que se debate entre varias décadas de fastuosas influencias musicales, y que podría catapultarlos a otras latitudes en el panorama musical, pero de la que aún se espera que pueda concebir por completo ese ‘extra’ melódico, el cual los salvaría de convertirse en otro de los muchos fósiles enterrados bajo tierra.