El mítico Rey de Neutrán

Por: @lebairg Arte: @AliciaCL

En las antiguas tierras de Pocajú, vivía una familia que no había nacido allí. Provenía de la costa lejana de Neutrán, donde corría el rumor que el gran Rey había desaparecido de un día para otro. Los neutranos contaban la leyenda de generación en generación; un día al mes, el jefe de cada familia tocaba la melodía favorita del Rey, mañana, tarde y noche.

El Rey Trurú nació hacía unos cuantos siglos atrás. Era un gobernante querido y apreciado por cualquier ciudadano de Neutrán, y su pasatiempo favorito era tocar la flauta y hacer bailar a todas las bellas flores de su palacio. De enero a junio, éstas no hacian mucho alboroto, pero en cambio de julio a diciembre, hacían fiestas y presumían sus nuevas coreografías por doquier. Trurú tenía una esposa y diecinueve hijos; a cada uno, a la edad de seis años, les enseñó a tocar su melodía favorita, aquella que hacía a la flora mover.

Una fría noche de enero, el Rey decidió probar el poder de su melodía más allá de las fértiles y floridas tierras neutranas. Caminó, caminó, caminó. Entre lluvias y soles, entre pastos y fangos, Trurú viajó a Pocajú y sabía que si no hacía bailar a la Flor Butifarra, su regreso a casa sería imposible. Llegó al Palacio del Marajá y pidió verlo.

“¡A su Gongogoris Espidanae Pocajutis Vaiselus he de hacer bailar! ¡Pues de otro modo a mi tierra Neutrán no podré regresar!”, gritó Trurú. El Marajá lo hizo pasar. Dentro de las cuatro paredes brillantes, alto techo y demasiado oro alrededor, el Rey le suplicó que le dejase ver a la celestial flor. “¡A la Flor Butifarra no ha de poder ver, pues vuestra legitimidad como Rey no he de reconocer!”, escuchó.

Después de haber viajado durante ochenta y siete días, los árboles rasgaron su hermosa capa, corona y vestimenta Real, el Rey Trurú parecía todo menos un rey. Recorrió más de setecientos veintinueve kilómetros hasta llegar a la hermana prima de Neutrán, la isla de Pocajú, y al no poder hacer bailar a la Butifarra, aquella carnosa y hermosa flor que fue creada de Dioses para Dioses,[a] cumplió su promesa y a su palacio jamás volvió.

El Rey Trurú ahora vive en las costas pocajutas donde se ha establecido. Dice que su corazón es mitad neutrano y mitad pocajuta, y que su mayor sueño siempre será seguir tocando esa bella melodía, hasta que un gran día llegue al palacio del Marajá y por fin lo hagan pasar.

¡Aloha!

*Ana Rolón quiere incursionar en el arte de difundir la historia pocajuta y quiere bailar por siempre chachachá.

ABSOLUT MÉXICO: COLABORACIÓN CON DR. LAKRA

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