Sol: Bastian SchweinsteigerSe le extraña a aquél sujeto conocido como el "colorado". Se le extraña al mismo Ryan Giggs. Desde el adiós de estos dos grandes del Manchester United no han habido botines que monten una buena obra para el teatro. Ese "Teatro de los sueños" donde Scholes y Giggs eran los jefes en la última época. Donde su cabeza decidía el rumbo del equipo.
Se intentó con Fletcher, Carrick y Fellaini, pero ni el belga tuvo la grandeza que se esperaba. Se intentó con muchos otros y hasta ahora nadie lo ha conseguido.
Llega el alemán procedente del Bayern. Con la frente en alto luego de haberlo ganado todo. Campeón del mundo, de la liga alemana y de Europa. Llega como eje de este plan de reestructura de los "Reds" en Inglaterra. Llega con la consigna de regresar al Manchester las horas de vuelo perdidas. Llega para regresarlo a volar por territorio Europeo. Llega a obligarlos a quitarse la resaca de esta mala pasada que ha tenido el histórico United.
Le damos el sol por eso. Porque llega como un rayo de luz en la penumbra roja. Schweinsteiger llega y ya se va. Ese es el tema. Llega con la edad a destiempo para poderle darlo todo lo que necesita un club como este. Ojalá los minutos, las piernas y la ambición le den tiempo para buscar la gloria con el United, que tanta falta le hace.
Iker Casillas es y representa al Real Madrid. Sus pisadas retumban en ese Santiago Bernabéu que tanto aqueja por héroes nacionales.
El adiós de Fernando Hierro y de Raúl significó la búsqueda. La expedición de la afición y del club comenzó en aquellos días. Cuando se buscaban respuestas de un líder madridista. Cuando se buscaba el ADN que recogiera las moronas y decorara las victorias. Y ahí llegó él. No fue Sergio Ramos, Xabi Alonso y mucho menos CR7. Todos importantes, pero ninguno como su capitán. Fue Iker el encargado. Se fajó la blanca y empuño sus guantes. Toleró humillaciones, elogios y más. Regresó las alegrías a aficionados merengues y cooperó en la búsqueda de la gloria Roja. Esa que nunca habían saboreado, pues él fue bastión de ello.
Y ahora, sale así. Con un "gracias" sin sabor a gracias y la gente se pregunta: ¿es la forma de decir adiós? Pues no, este proceso tan insensible es irreal e injustificable para la gestión de Florentino. El ingrato que hace y deshace la historia del Real Madrid.
